viernes, 28 de agosto de 2015

Cuestionan que el crimen de periodistas se utilice como macabro espectáculo

Síntesis Informativa Por Fernando Olivas Ortiz, Secretario del Trabajo SNRP y Secretario de Prensa de la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe

La difusión del crimen
El asesinato de dos periodistas en EEUU y su difusión por las redes no pueden ser otro hecho al que se acostumbre la audiencia
Editorial de El País
http://elpais.com/elpais/2015/08/27/opinion/1440696720_318056.html
(…)
el asesino ha utilizado las redes sociales como inmensa caja de resonancia. Dado que se ha suicidado, no se sabrá si también fueron un motivador. Las redes constituyen una realidad de la que conviene no olvidar nunca ni su lado oscuro ni el profundo daño del que a veces se convierten en canales. El autor del doble crimen lo anunció con premeditación y, tras cometerlo, lo subió a Internet para que fuera difundido, sabedor —como efectivamente fue— de que las terribles imágenes de la muerte de dos inocentes llegarían en cuestión de minutos a todo el mundo.
 La conectividad inmediata es un gran avance, pero desgraciadamente también es el sueño de cualquier narcisista megalómano. Sus 23 folios de autojustificación no son sino un buen ejemplo de ello.
 Un último elemento de reflexión es si la exposición constante del espectador a asesinatos y barbaries no termina haciéndolo menos sensible a la gravedad de los hechos. La muerte de un ser humano no puede ser un espectáculo.



Asesinato en directo y viral
El hombre que mató a dos periodistas de televisión ideó cómo colmar su afán de gloria
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/27/actualidad/1440712080_713075.html?rel=ult

Ese fue el último mensaje publicado el miércoles por Vester Lee Flanagan en su cuenta de Twitter. Lo hizo casi cuatro horas y media después de matar a dos excompañeros de trabajo en una emisión en directo en televisión en un pueblo de Virginia. A los 15 minutos de ese mensaje, Flanagan se suicidó. Para entonces, el exreportero ya se había asegurado de que el impacto atroz de una muerte en directo —y la difusión de su propia grabación de los disparos y de varios mensajes de justificación— colmaran sus ansias de gloria, narcisismo y virilidad online.

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