Síntesis informativa del Sindicato Nacional de Redactores de
la Prensa (SNRP)
La presidenta de la CEAPP, Benita González informó que el
senador José Yunes está facultado para solicitar a cortes internacionales
atraer los casos.
Xalapa, Ver., 22 julio 2015.- En lo que va del año se han
abierto 17 expedientes de periodistas en toda la entidad que han sufrido algún
tipo de agresión, reconoció la presidenta de la Comisión Estatal de Atención y
Protección de Periodistas (CEAPP), Benita González Morales. En entrevista, la
también periodista señaló que se pugna para que en lo que resta de la
administración duartista se cuente con las garantías necesarias de seguridad
para el gremio periodístico del estado, y para que no se susciten más hechos en
donde se vulneren los derechos de los trabajadores de la comunicación. “Se tienen 17 expedientes de
compañeros que han sido atendidos por haber sufrido agresiones de diferente
tipo en lo que va del año, quisiéramos que las estadísticas no siguieran
creciendo, pero ante cualquier situación de riesgo que los compañeros nos
informan inmediatamente intervenimos”.
Reporteros Sin Fronteras: 25
periodistas rehenes de grupos extremistas
Los 5 peores países de América
Latina para ejercer el periodismo
http://www.publimetro.com.mx/noticias/reporteros-sin-fronteras-25-periodistas-rehenes-de-grupos-extremistas/XeSogv!ILCEi8FVh6Yb_7cfM6T0DA/
La organización Reporteros Sin Fronteras informó que un
total de 25 periodistas han desaparecido o son rehenes de grupos extremistas en
Siria. RSF detalló en su página web que nueve de esos reporteros son extranjeros,
mientras que el resto son locales. La cifra actualizada se da tras la
desaparición de tres periodistas españoles, identificados como Antonio
Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López. Los periodistas de guerra, quienes
se encontraban en Alepo cubriendo el conflicto, desaparecieron el 13 de julio.
"RSF confía en que se confirme que no se trata de un secuestro y que la
situación se resuelva lo antes posible, de la mejor manera, para nuestros
colegas, por lo que estamos a disposición de sus familias para todo lo que
consideren conveniente", declaró la presidenta de RSF España, Malén
Aznárez. Aznárez agregó que Siria continúa siendo uno de los peores países para
los periodistas. Entre otros datos provistos por dicha organización, está el
número de periodistas muertos en lo que va de año. Según RSF, 36 reporteros han
sido asesinados. Asimismo, se indicó que un total de 154 periodistas han sido
encarcelados.
Una guerra contra periodistas
http://www.larazon.es/espana/una-guerra-contra-periodistas-EG10343869#Ttt1UkFffaG3sufH
Ethel Bonet.
Si alguien me hubiera dicho hace cuatro años que trabajar en
Siria sería más peligroso que en Somalia o Afganistán, habría pensado que era
una exagerada. Casi cinco años después de estar cubriendo la guerra en Siria, y
de haber estado en Mogadiscio y Kabul, soy yo la que afirma ahora que Siria es
el país donde más riesgo corren los reporteros. No importa la nacionalidad o la
condición profesional –corresponsal o «freelance»– para ser objetivo de los
grupos islamistas radicales. Cerca de una treintena de periodistas han sido
secuestrados, detenidos o han desaparecido en Siria. Poderosos grupos
yihadistas como el Frente Al Nusra o el Estado Islámico se han hecho con el
control en el norte del país, robando la revolución a los rebeldes sirios.
Aquellos que luchan contra el régimen de Bashar Al Asad han perdido una
herramienta imprescindible que es la información independiente. Sin reporteros
internacionales sobre el terreno, las noticias que llegan al resto del mundo
son siempre parciales y limitadas. Toda la información que conseguimos ahora
los periodistas que trabajamos sobre Siria proviene de foros de activistas
sirios o conversaciones por Skype con portavoces rebeldes, sin poder confirmar
sobre el terreno las informaciones o aportar algo más a través de la
experiencia personal.
Periodistas a los que ha dejado de importar la verdad
La profesión periodística madrileña —que casi siempre se
comporta como si fuese la profesión periodística de todas las españas— anda
revolucionada por la famosa web del Ayuntamiento de Madrid que puntualiza o
rectifica aquellas informaciones que considera no ajustadas a la verdad. Como
casi siempre, la profesión periodística —sea de donde sea— ha salido casi en
tromba a defender su presunto derecho a que nadie le rectifique, so pena de ser
acusado de censurador.
Otro hecho, en este caso mucho menos conocido y debatido,
incide también en el mismo tema: la resolución 2015/112 hecha pública el pasado
6 de julio de 2015 por el pleno de la Comisión de Arbitraje, Quejas y
Deontología de la Federación de Asociaciones de Periodistas España (FAPE). Lo
de menos es el tema: las acusaciones de El País contra Jaume Roures y Mediapro
por supuestas cuentas en paraísos fiscales. Lo demás, es el fondo de la
resolución que, pretendiendo defender a los periodistas, resulta ser un alegato
terrible contra la credibilidad de todos los periodistas.
Dice textualmente la resolución de la FAPE que “la
veracidad, como cualidad legitimadora del derecho a suministrar información,
del cual son titulares privilegiados los periodistas, que cumplen así una
función social, no coincide con el concepto de “verdad” o adecuación de lo que
se escribe y publica con la realidad”. Para decirlo sin eufemismos, lo que el
periodista considere “verdad” no tiene por qué coincidir con la verdad real,
con la realidad. Como la FAPE sabe que El País miente y no puede documentar sus
afirmaciones con nada en absoluto, pues simplemente dicta que la mentira de El
País es una “verdad periodística”, aunque no coincida con la verdad de la
realidad. La FAPE, alegremente, sanciona aquella broma que circula por las
redacciones según la cual el periodista nunca debe dejar que la realidad le
impida hacer un buen reportaje. Y lo sanciona, dice, nada menos que como
“doctrina constitucional”. Es decir, esa bromita que yo leí por primera vez
hace 40 años en la pared de la redacción de un periódico unos segundos antes de
echarme a reír (porque, hace 40 años, me parecía imposible que nadie pudiera
tomarse eso en serio), ahora viene la FAPE y resulta que dice que no es broma:
que es “doctrina constitucional”.
Y, si existen dos verdades, la del periodismo y la de la
realidad, ¿dónde quedamos los periodistas? ¿Dónde queda nuestra credibilidad?
¿Cómo podrán creernos a partir de ahora nuestros lectores? ¿Cómo sabrán si
aquello que escribimos es verdad real o verdad irreal?
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