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Los
aprendizajes de estereotipos, roles e identidades de género femenino y
masculino deben convertirse en enseñanzas de una identidad humana elegida sin
prejuicios, que hasta ahora ha
dado lugar a un mercado económico y político
también segregado por sexo.
El sistema educativo en su conjunto, tiene que transformar
el lenguaje sexista en uno para la igualdad, donde la ocupación masculina de
los espacios físicos y simbólicos sea compartida, advirtió el investigador de
la Universidad Autónoma del Estado de México, Martín Rodríguez Peñaloza, quien
destacó que los prejuicios y estereotipos de género han contribuido a perpetuar
un sistema sexista.
Puntualizó que los aprendizajes de estereotipos, roles e
identidades de género femenino y masculino deben convertirse en enseñanzas de
una identidad humana elegida sin prejuicios, que hasta ahora ha dado lugar a un
mercado económico y político también segregado por sexo.
El investigador del Instituto de Estudios sobre la
Universidad (IESU) de la Máxima Casa de Estudios mexiquense abundó que lo
anterior, ha generado también un desfase en los niveles de las remuneraciones
laborales, económicas y políticas entre hombres y mujeres.
“Si bien los estereotipos son una preconcepción generalizada
surgida a partir de adscribir a las personas ciertos atributos, características
o roles, lo cierto es que esto afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque
tienen un mayor efecto negativo en ellas, a quienes históricamente la sociedad
les ha asignado roles secundarios, menos valorados y jerárquicamente
inferiores”.
Sin embargo, dijo, esta subordinación social se vuelve
particularmente grave cuando se institucionaliza, es decir, cuando leyes,
políticas y prácticas gubernamentales incorporan, refuerzan y perpetúan un
estereotipo de género, dando fuerza y autoridad.
El efecto negativo, afirmó, ocurre cuando la sociedad lo
acepta de manera acrítica como verdadero e inevitable, y las personas terminan
por conformar y adecuar su comportamiento a imagen de los mandatos jurídicos,
políticos y sociales.
Martín Rodríguez Peñaloza concluyó que los enfoques sexistas
determinan los estereotipos, es decir, declaran lo masculino como superior ante
lo femenino, creando relaciones de discriminación; “los estereotipos son formas
de situar a la gente bajo un listado de características, en función de su raza,
sexo, orientación sexual, religión, procedencia y edad, entre otros”.
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